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Mensaje de bendición...

Mensaje de bendición...
DIOS TE AMA...

NAVIDAD... EN IMÁGENES RECOPILADAS CON MOVIMIENTOS, CUENTOS, FRASES Y PENSAMIENTOS.

Una vez durante una tarde de navidad fría y de mucha nieve, había un grupo de niños que estaba jugando muy alegremente en la nieve haciendo muñecos y pelotas con ella. Entre ellos habían dos niños llamados Charlie  y Alan que se lanzaban las bolas de nieve una y otra vez corriendo de un lado para otro al igual que sus amiguitos, causando risas entre los demás niños. Era un día de navidad muy feliz en el que todos los niños jugaban entusiasmados esperando la noche para abrir sus regalos. Ese día reinaba la alegría y las ganas de compartir en familia y amigos pero por allí cerca en el barrio había un anciano que le gustaba enojarse mucho y a quien no le gustaba la alegría de los niños y menos de la navidad. El anciano era muy solitario y tenia muchas riquezas. El anciano los vio jugando cerca de su casa y así que salió y les gritó muy fuerte a los niños y les dijo que se apartaran de su camino asustándolos a todo.
Todos se fueron corriendo asustados donde sus mamás pero Charlie se le acercó despacito al anciano, lo miró y luego le dijo al abuelo: “Feliz navidad”, abrazándolo fuertemente. Esto conmovió tanto el duro corazón del anciano que se puso tan feliz por ese gesto que decidió ponerse el traje más elegante que tuvo y salió por las calles a repartir juguetes como nadie lo había hecho hasta entonces haciendo felices a muchos niños y gracias a Charlie que con su ternura prefirió compartir un gran abrazo conquistando así el corazón del anciano quien dijo para él había sido ese abrazo su mejor regalo de navidad. Este cuento corto de navidad para niños nos enseña que debemos muchas veces debemos ser cariñosos con las personas que parecen ser duras de corazón. Muchas veces las personas que reciben afecto, como el anciano del cuento, pueden cambiar su forma de ser.






En una pequeña ciudad había una sola tienda que vendía arboles de Navidad. Allí se podían encontrar arboles de todos los tamaños, formas y colores.El dueño de la tienda había organizado un concurso para premiar al arbolito más bonito y mejor decorado del año y lo mejor de todo, es que sería el mismo San Nicolás quien iba a entregar el premio, el día de Navidad.Todos los niños de la ciudad querían ser premiados por Santa y acudieron a la tienda a comprar su arbolito para decorarlo y poder concursar.

Los arbolitos se emocionaban mucho al ver a los niños y decididos a ser el elegido, les gritaban:¡A mí... a mí... mírame a mí ¡

Cada vez que entraba un niño a la tienda era igual, los arbolitos comenzaban a esforzarse por llamar la atención y lograr ser escogidos.
¡A mí que soy grande!... ¡no, no a mí que soy gordito!... o ¡a mí que soy de chocolate!... o ¡a mí que puedo hablar!. Se oía en toda la tienda.
Pasando los días, la tienda se fue quedando sin arbolitos y sólo se escuchaba la voz de un arbolito que decía:
A mí, a mí... que soy el más chiquito.

A la tienda llegó, casi en vísperas de Navidad, una pareja muy elegante que quería comprar un arbolito.
El dueño de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era uno muy pequeñito.
Sin importarles el tamaño, la pareja decidió llevárselo.
El arbolito pequeño se alegró mucho, pues al fin, alguien lo iba a poder decorar para Navidad y podría participar en el concurso.
Al llegar a la casa grande, donde vivía la pareja, el arbolito se sorprendió:
¿Cómo siendo tan pequeño, podré lucir ante tanta belleza y majestuosidad?.
Una vez que la pareja entra a la casa, comenzaron a llamar a la hija:
¡Regina!... ven... ¡hija!... te tenemos una sorpresa.

El arbolito escuchó unas rápidas pisadas provenientes del piso de arriba. Su corazoncito empezó a latir con fuerza. Estaba dichoso de poder hacer feliz a una linda niñita.
Al bajar la niña, el pequeño arbolito, se impresionó de la reacción de esta.
¡Esto es mi arbolito!... Yo quería un árbol grande, frondoso, enorme hasta el cielo para decorarlo con miles de luces y esferas. ¿Cómo voy a ganar el concurso con este arbolito enano? Dijo la niña rompiendo en llanto.
Regina, era el único arbolito que quedaba en la tienda. Explicó su padre.
¡No lo quiero!...es horrendo... ¡no lo quiero! Gritaba furiosa la niña.
Los padres, desilusionados, tomaron al pequeño arbolito y lo llevaron de regreso a la tienda.

El arbolito estaba triste porque la niña no lo había querido pero tenía la esperanza de que alguien vendría por él y podrían decorarlo a tiempo para la Navidad.
Unas horas más tarde, se escuchó que abrían la puerta de la tienda.
¡A mí... a mí... que soy el más chiquito. Gritaba el arbolito lleno de felicidad.
Era una pareja robusta, de grandes cachetes colorados y manos enormes.
El señor de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era aquel pequeñito de la ventana.
La pareja tomó al arbolito y sin darle importancia a lo del tamaño, se marcho con este.
Llegando a la casa, el arbolito vio como salían a su encuentro dos niños gordos que gritaban:
¿Lo encontraste papi?... ¿Es cómo te lo pedimos mami?
Al bajar los padres del coche, los niños se le fueron encima al pequeño arbolito.
¿Y que pasó después? Acaben la historia. Consulten a la familia...



Era un 24 de diciembre Maria y José iban camino a Belén, José iba a pie y Maria sentada en un burro.
Maria estaba embarazada y esa noche tendrá a su hijo, el que se llamara Jesús.

Tiempo atrás el arcángel Gabriel visitó a Maria y le dijo que en su vientre llevaba al hijo de Dios, al que debía llamar Jesús.

Maria y José buscaron donde dormir esa noche, pero nadie podía alojarlos, estaba todo ocupado.
Un señor de buena voluntad les presto un establo para que pasaran la noche, mientras José juntaba paja para hacerle una cama a Maria.

En el cielo nació una estrella que iluminaba mas que las demás.

En el oriente, lejos de Belén estaban tres sabios astrólogos, se llamaban: Baltazar, Melchor y Gaspar.

Ellos sabían que el nacimiento de esta estrella significaba que un nuevo rey iba a nacer.

Los tres sabios a los que conocemos como Los Tres Reyes Magos fueron guiados por la estrella hasta el pesebre del nuevo rey, Jesús.

El nuevo rey ha nacido dijeron los Reyes Magos, y le regalaron a Jesús oro, mirra e incienso.

Así como Baltasar, Melchor y Gaspar llevaron regalos a Jesús…
Ahora el viejito pascuero(Papá Noel) trae regalos en Navidad, celebrando cada año, el Nacimiento de Jesús.
El Niño Que lo Quería Todo

Había una vez un niño que se llamaba Jorge, su madre María y el padre Juan. Cuando escribió la carta a los Reyes Magos se pidió más de veinte cosas. Entonces su madre le dijo: Pero tú comprendes que? mira te voy a decir que los Reyes Magos tienen camellos, no camiones, segundo, no te caben en tu habitación, y, tercero, mira otros niños? tú piensa en los otros niños, y no te enfades porque tienes que pedir menos.
El niño se enfadó y se fue a su habitación. Su padre le dijo a su madre María: ¡Ay!, se quiere pedir casi una tienda entera, y su habitación está llena de juguetes…
María dijo que sí con la cabeza. El niño dijo con la voz baja: Es verdad lo que ha dicho mamá, debo de hacerles caso, soy muy malo.
Llegó la hora de ir al colegio y dijo la profesora: Vamos a ver, Jorge, dinos cuántas cosas te has pedido. Y dijo bajito: Veinticinco.
La profesora se calló y no dijo nada pero cuando terminó la clase todos se fueron y la señorita le dijo a Jorge que no tenía que pedir tanto. Entonces Jorge decidió cambiar la carta que había escrito y pedirse quince cosas, en lugar de 25. Cuando se lo contó a sus padres, éstos pensaron que no estaba mal el cambio y le preguntaron que si el resto de regalos que había pedido los iba a compartir con sus amigos. Jorge dijo: No, porque son míos y no los quiero compartir.
Después de rectificar la carta a los Reyes de Oriente llegó el momento de ir a comprar el árbol de Navidad y el Belén. Pero cuando llegaron a la tienda, estaba agotada la decoración navideña. Ante esto, Jorge vio una estrella desde la ventana del coche y rezó: Ya sé que no rezo mucho, perdón, pero quiero encontrar un Belén y un árbol de Navidad.
De pronto se les paró el coche, se bajaron, y se les apareció un ángel que dijo a Jorge: Has sido muy bueno en quitar cosas de la lista así que os daré el Belén y el árbol. Pasaron tres minutos y continuó el ángel: Miren en el maletero y veréis. Mientras el ángel se fue. Juan dijo: ¡Eh, muchas gracias! Pero, ¿qué pasa con el coche? Y dijo la madre: ¡Anda, si ya funciona! ¡Se ha encendido solo! Y el padre dio las gracias de nuevo.
Por fin llegó el día tan esperado, el Día de Reyes.
Cuando Jorge se levantó y fue a ver los regalos que le habían traído, se llevó una gran sorpresa. Le habían traído las veinticinco cosas de la lista. Enseguida despertó a sus padres y les dijo que quería repartir sus juguetes con los niños más pobres.
Pasó una semana y el niño trajo a casa a muchos niños pobres. La madre de Jorge hizo el chocolate y pasteles para todos. Todos fueron muy felices.
Y colorín, colorado, este cuento acabado.
Por Sheila García González



“Que en estas fiestas de fin de año el espíritu de todas las personas del

 mundo se llenen de paz y alegría para que el día de mañana despertemos en

 un mundo mejor para todos, deseo que esta sea una feliz navidad y que el

 próximo año todos logremos cumplir nuestros sueños”

 “Que la magia de la navidad llene de amor y paz el corazón de todas los

 seres sobre la tierra y que el año nuevo sea un inicio brillante para todos, a

 todos mis amigos una feliz navidad y un venturoso año nuevo”

“Que estas fiestas sean para compartir con quienes lo necesitan y para

 expresar nuestro amor por las personas que son importantes en nuestra

 vida, feliz navidad y prospero año nuevo para todos”

“Navidad y año nuevo, fechas en la que personas abren su corazón y dejan

 salir sus más profundos sentimientos, a todos los que me conocen y a los

 que no igualmente les deseo una feliz navidad y un año nuevo lleno de

 felicidad”

Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor 

regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo...


Con todo mi cariño, te mando la receta de la Navidad: juntemos varias medidas de ilusión, una pizca de amistad y un gesto de ternura. Horneemos la mezcla con un ánimo paciente. Envolvámosla con risas, luces y canciones. Y finalmente, ofrezcámosla con el corazón. ¡¡FELIZ NAVIDAD!!



Una pandereta suena, la Navidad llegando está, ya se acerca el nacimiento del Niño Jesús en el portal. Un Nuevo año a la vuelta de la esquina está. Y yo os deseo a todos que contentos y alegres, en éstas Fiestas os reunáis.