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Mensaje de bendición...

Mensaje de bendición...
DIOS TE AMA...

HISTORIA SACADA DE LA VIDA REAL...EL ANGELITO DE LA PLAYA QUE ME CAMBIÓ LA VIDA...


Ella tenía seis años cuando la vi por primera vez en aquella playa cercana a 
donde vivía. Suelo manejar hasta esa playa, unas tres o cuatro millas, cada 
que vez que siento que el mundo me agolpa.
Ella estaba construyendo un castillo de arena o algo así, cuando miró hacia 
arriba, con sus ojos azules, tan azules como el mar.
"Hola" - me dijo.
Le respondí con un gesto, sin muchas ganas de preocuparme por una niña 
pequeña. 
 "Estoy construyendo"- dijo ella. 
 "Ya veo. ¿Pero y qué es?"- le dije, sin darle mucha importancia. 
 "No lo sé, pero me gusta sentir la arena". 
 "Eso suena fantástico", pensé, y me quité los zapatos, cuando de pronto, 
un andarríos pasó volando. 
 "¡La felicidad!", dijo la niña. 
"¿Que es... qué? 
"¡Es la felicidad! Mi mami dice que los pájaros marrones (andarríos) vienen 
para traernos a la felicidad". 
El ave se fue deslizándose suavemente por la playa. "Hasta luego 
felicidad", murmuré interiormente, "hola dolor", me dije y me volteé y 
seguí caminando. 
Estaba deprimida, mi vida estaba completamente fuera de control... 
Pero ella no se rendiría... 

"¿Cómo se llama?", me dijo. 
"Ruth", le respondí. "Me llamo Ruth Peterson". 
-"Yo soy Wendy... y tengo seis años". 
"Hola Wendy", le dije. 
Y con su risa de niña me dijo "¡qué graciosa es!". 
En lugar de seguir triste, también me sonreí y seguí caminando... 
Su risita musical me acompañó... 
-"Venga otra vez Sra. P.", me dijo, "y tendremos otro día feliz". 
Los siguientes días, son otra historia: un grupo de revoltosos Niños 
Exploradores, reuniones de la Asociación de Padres de Familia, mi madre 
enferma... 
El sol brillaba una mañana, en que decidí sacar mis manos del agua sucia de los 
platos... 
"Necesito un pájaro marrón", me dije a mí misma, y cogí un saco. 
El bálsamo siempre cambiante de las olas del mar me esperaba... 
Caminé a trancazos, a pesar de la brisa fría, tratando de recapturar la serenidad 
que tanto necesitaba... Había olvidado a la niña, y me sobresalté cuando ella
 apareció. 

 "Hola, Sra. P.", me dijo. "¿Quiere jugar?" 
 ¿Qué tienes en mente?, le pregunté, con un tono de enojo. 
 "No lo sé, Ud. diga qué". 
¿Qué tal unas "charadas"?, le pregunté sarcásticamente. 
Su cantarina risa regresó otra vez, diciéndome: "¡No sé qué es eso!" 
"Entonces, sólo caminemos", le dije. Mirándola me di cuenta de la 
delicada palidez de su rostro. -¿Dónde vives?, le dije. 
 "Por allá", dijo, y señaló hacia una fila de cabañas de verano, algo extraño 
para ser invierno. 
 "¿A qué escuela vas?" 
"No voy a la escuela. Mi mami dice que estamos de vacaciones", 
y siguió con su conversación de niña mientras nos paseábamos por la playa, 
pero mi cabeza estaba en otro sitio. 
Cuando me iba a casa, Wendy dijo que había sido un lindo día. 
Sintiéndome sorprendentemente mejor, le sonreí coincidiendo con ella... 
Tres semanas después, corrí a mi playa casi presa de un estado de pánico. 
Ni siquiera estaba de humor para saludar a Wendy. Creí ver a su madre en 
el portal de su cabaña, y me sentí casi pidiéndole que mantuviera a su hija ahí. 
 "Mira, si no te importa", le dije rápidamente cuando Wendy se cruzó conmigo, 
"hoy preferiría estar sola". 
Se le veía extrañamente pálida y con mucha dificultad para respirar. 
¿Por qué?, preguntó. 
Me volteé y le grité - "¡Porque mi madre ha muerto!", y pensé "Dios mío, qué 
hago diciéndole esto a una niña?" 
"Oh", dijo ella bajito, "entonces hoy no es un buen día". 
 "¡Así es, ni ayer ni antes de ayer ni... oooooh, vete de aquí!" 
 ¿Dolió? 
¿Qué dolió?, dije exasperada con ella y conmigo, "¿cuando ella murió?",
 "¡por supuesto que dolió!", le contesté toscamente, sin entender bien, y me 
encerré en mí misma.
Me fui rápidamente...Un mes después o algo así, cuando
 fui otra vez a la playa, ella no estaba ahí... Me sentí culpable, avergonzada y 
me dije a mí misma que la extrañaba, así que después de mi caminata, fui a su 
cabaña, y toqué a la puerta. Me abrió la puerta una joven mujer, de cabellos 
color miel y rostro desencajado. -"Hola", le dije, -"Me llamo Ruth Peterson. 
Hoy no vi a su niña y me preguntaba dónde estaría". "Ah, sí, Sra. Peterson, 
pase, por favor". "Wendy hablaba mucho de ud. siento mucho haberla dejado 
que la molestara tanto. Acepte mis disculpas, si es que ella la molestó mucho". 
 "No, no, por favor, ella es una niña encantadora", le dije, dándome cuenta de 
que en realidad era eso lo que quería decir. 
¿Dónde está? "Wendy... murió la semana pasada, Señora Peterson. 
Tenía leucemia. Tal vez no se lo dijo". 
Muda del asombro, busqué a tientas una silla, a la vez que trataba de recuperar 
la respiración... 
 "Ella amaba esta playa, así que cuando pidió que viniéramos, no pudimos 
decirle que no. Parecía estar mucho mejor aquí y tenía mucho de lo que ella 
llamaba... sus días felices. Pero las últimas semanas... se fue rápidamente...
", dijo su madre, quebrándosele la voz. 
Dejó algo para ud. Si tan sólo pudiera encontrarlo. ¿Podría esperar un momento
 mientras lo busco? ...
Hice un gesto estúpido de aceptación, mientras mi mente buscaba algo, 
cualquier cosa, algo que pudiera decirle a esta amable jovencita... 
Me extendió un sobre garabateado con las letras "Sra. P" en negrita y con 
caligrafía infantil. Dentro de él, había un dibujo a crayolas: 
una playa amarilla, un mar azul, y un pájaro marrón. Debajo de todo eso, se 
leía cuidadosamente escrito:
"UN PÁJARO MARRÓN PARA DARTE FELICIDAD "

La cara se me llenó de lágrimas, y un corazón, que prácticamente había 
olvidado amar, comenzó a abrirse... Tomé a la mami de Wendy en mis 
brazos: "cuánto lo siento, cuánto lo siento, cuánto lo siento", dije una 
y otra vez, y lloramos a mares las dos juntas...
El precioso dibujito ahora está enmarcado y cuelga en mi estudio.
Seis palabras, una por cada año de su vida... seis palabras que me 
hablan de armonía, coraje y amor incondicional.
Un regalo de una niña de ojos color mar azul y cabellos color arena, 
una niña que me enseñó y me dio un regalo de amor.
Autora: Ruth Peterson

Cada historia de vida tiene por si solo el propósito de comunicarnos cosas importantes para nuestros senderos de vida, ya sea a través de historias felices como de historias tristes... Y en cada pensamiento, mensaje o reflexión...Hay que darle el tiempo y la importancia que se  merece, ya que el aprendizaje que se obtiene enriquece nuestro sistema de vida, tanto 
fisicamente como espiritualmente...
En esta historia es bueno rescatar, que Dios pone angelitos, para borrar 
tristezas y a cambio dibuja sonrisas en el alma alegrando el corazón...
Vivímos tan acelerado y ensimismado solo en lo que nos pasa en nuestros 
propios dolores y tristezas, que no logramos ver las necesidades de los 
demás.
Todos tenemos necesidades de cariño: y este se trasmite a través de... 
Un abrazo,  una mirada tierna, una sonrisa amigable, una palabra de aliento...
Todas acciones y actitudes de amor, que es el que cumple la misión de unir 
amistades, familias y parejas.

 No pierdas la felicidad que dan los niños cuando entregan afecto a través de 

un saludo, de una sonrisa...Tu soledad o momentos de tristeza pueden tener 
cambios muy positivos en tu vida...No seas indiferente, vive amando y 
disfrutando todo lo que Dios creo y con ello  todos los angelitos que se cruzan 
en nuestras vidas...
Dios bendiga sus vidas y llene su corazón de amor, paz y felicidad .

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