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Mensaje de bendición...

Mensaje de bendición...
DIOS TE AMA...

HERMOSO CUENTO DE NAVIDAD QUE DEJA UNA LINDA ENSEÑANZA DE AMOR Y BONDAD


Por el viejo bulevar donde anidan los recuerdos...

De viejos tiempos que se han ido escondidas en sus sombras 
duermen risas, lágrimas, esperanzas muertas y sueños perdidos
al final se encuentra la vieja parroquia de la ciudad
empotrada entre el futuro y el pasado
del viejo Bulevar por donde caminan de la mano
la mentira, la ilusión y la verdad.
Hoy es la misa de Noche buena, Vísperas de Navidad.
La gente apresurada va llegando, ya comienza el sermón
arrodilladas en los escalones de la entrada en un costado
una madre con su pequeña hija extienden sus manos
esperando alguna moneda de los fieles que van ingresando
sin pronunciar palabra alguna, son la imagen de la orfandad
los despreciados, marginados y maltratados por esta sociedad.
La madre tiene una humildad y una ternura en su mirar
Que te destroza el corazón y te desgarra hasta el alma,
la niña apenas levanta su mirada del suelo
siendo tan nueva tiene la ropa tan vieja
pero de ambas no se escucha maldecir o alguna queja.

La niña levanta su rostro y al ver la dulzura de sus ojos
puede contemplarse en su mirar, toda la pureza del cielo
tiene su carita sucia y una triste sonrisa con portillitos
que al mirarme me destroza con sus humildes ojitos.
El mendigo de su huerta ha cosechado
Frutas y hortalizas para vender en el mercado
comprará las provisiones con el dinero ganado.
Junto al viejo almacén hay un antiguo bazar
En su vidriera la niña de los ojos color de cielo
Esta apoyada con sus pequeñas manos en la vidriera.
Se puede ver su inocencia en el vidrio espejado
Parece inmóvil extasiada, paralizada
Se nota el vidrio empañado con su respiración
Late muy fuerte su corazón
Sus ojos desesperados miran hipnotizados...
Una hermosa muñeca en su caja, con un enorme moño 
rosado.
El Mendigo se acerca despacio y completa esa visión
Sus ojos se empañan de furia, rabia y emoción
De tanta impotencia, dolor e indignación.
Está llegando la noche con su manto de sombras
la Madre llama a la niña que pasa al lado del Mendigo.
Y al mirarlo un sentimiento de culpa se clava en su 
corazón.
No le dijo una sola palabra, pero con su mirada
se sintió tan culpable, tan miserable que no vale nada
Como un despojo tirado al costado del camino.
Se marchan por la oscura noche tomadas de la mano
la madre con la niña a su costado
Pero sus ojos y el latir de su pequeño corazón
Quedaron pegados sobre el vidrio espejado.
El Mendigo al mirarlas marcharse
Ingresa al bazar sin más tardanza y pregunta al dueño
¿Cuánto cuesta la muñeca llama esperanza?
Gastaré todo mi dinero bien lo vale este sueño.
El Mendigo se retira con aquel preciado regalo
Solo dos monedas le han sobrado
Y aun viejo y ciego, Mendigo al pasar se las ha dejado.

El Mendigo se vuelve sin un centavo
Y sus alforjas vacías de alimentos
con paso ligero, apresurado y en silencio
Quiere seguir a la madre y su niña
A una distancia prudencial
por la oscura noche de la solitaria campiña.
Se van perdiendo por el sendero rumbo al río
Por el angosto camino junto al pastizal sombrío
Desde lejos se puede sentir
Unos chillidos y ladridos como dando la bienvenida.
En unas de las rotas y maltratadas cabeceras
del viejo puente abandonado y arrumbado
Una choza de madera de agujereadas chapas arrumbadas
Que apenas se pueden sostener en pie
Cuatro perros vagabundos las están esperando.
Desde la distancia puede verse casi imperceptiblemente
Dentro de la humilde choza que parece abandonada
La pequeña flama de una vela tan vieja y gastada
Que casi ya no alumbra, como ellas ha perdido simplemente
Las fuerzas y las esperanzas, soñando con un tiempo mejor.
Por el viento del olvido la vela se ha apagado
Todo es calma y silencio, con perfume de pobreza
Que se diluye en la noche tan oscura como su suerte
Pero con una conformidad y una impresionante entereza.
El mendigo se acerca en silencio y lentamente
al llegar los cuatro perros como ángeles vagabundos
Cuidan la humilde choza durmiendo a la intemperie
Para ellos es lo más importante de este Mundo.
Deja el preciado regalo en un cajón abandonado
Se aleja alerta con cuidado, sigilosamente del lugar
Para no ser descubierto por los guardianes
A los que no quiere despertar.
El mendigo parado en la cabecera
del viejo puente sobre el terraplén
al mirar la precaria choza, ve en su alero
brillar como nunca la estrella de Belén
y en la espalda del Mendigo destella el lucero.
Unos ojos tan tristes lo están observando
el más viejo de los perros lo ha seguido
Es la mirada más calma, profunda y agradecida
Que lo ha mirado en toda su vida.
Con sus ojos parece decirle gracias al Mendigo
Entre sus bolsillos vacíos de riquezas algunas
Saca un trozo de pan y se lo entrega amablemente
¡¡Está un poco seco… seguro
pero cuando hay hambre no hay pan duro!!
Se aleja con el trozo de pan en su boca
para compartirlo con el resto de sus compañeros.
El mendigo se aleja para su cabaña
no puede dejar de pensar y trata de imaginar
la carita de sorpresa en la niña, mañana al despertar.

Llega el nuevo día ¡¡¡¡Hoy es Navidad!!!!!
la niña junto a los perros mira sorprendida
un bello paquete con un moño rosado
con el sol brilla como inmaculado
se acerca despacio en silencio y desconfiada
y al tenerlo entre sus brazos
toda la felicidad del mundo está en su cara
esta sonriendo ya NO tiene tristeza en su mirada.
¡¡¡¡¡Mamaaaaaa!!!!!! Mira lo que he encontrado
Fuera de la choza en el cajón abandonado
Al abrir la caja caen por los ojos de la niña emocionada
las lágrimas como perlas que brillan por el sol
¡¡¡¡La muñeca mamá, la muñeca!!!!! En su mirada
Puede verse toda la celestial ternura del cielo
Con su voz entrecortada por sollozos y suspiros
¡Viste mamá! por fin Papá Noel
nuestra casa ha encontrado
mira el regalo que me ha dejado
yo hace tanto que lo esperaba.
La Madre tiene su garganta cerrada
le corre un escalofrío por la piel
no puede pronunciar nada por la emoción
suspira profundamente y levanta su mirada
que se pierde en lo profundo del cielo
y en silencio piensa...
“Gracias Dios mío por este milagro de Navidad
Que en nuestra humilde choza hoy ha ocurrido”
La madre contesta a la niña con su corazón partido
Si hija al fin Papá Noel encontró nuestro hogar,
tiene que repartir tantos regalos por todo mundo,
quizás otros años por la oscura noche no pudo encontrar
El viejo puente y nuestra pequeña choza.
El Mendigo en silencio sentado
Sobre un frondoso y añejo roble pensativo y callado
trata de imaginarse por un instante en su mente
la carita de la niña hoy al despertar
tan dulce, tan pura e Inocente.
Una nube cruza el límpido cielo azul de este día
Con forma de sonrisa y un portillito
Sonríe el alma mendigo, el sueño esta cumplido
y el corazón de la niña cerró su sangrante herida.
El Mendigo se pierde entre el monte y sus sombras
Pensando:
“Pobre de aquellos que solo saben amasar fortunas,
son tan pobres que lo único que tienen es riquezas
y hacer feliz a un niño NUNCA han podido
tienen una gran parte de su corazón dormido”
En su pobreza de bienes mundanos el Mendigo
Es muy pobre, pero hoy es el hombre más rico del 
mundo
imaginándose a la niña abrazada a su madre
y en unos de sus brazos la muñeca llama esperanza
desborda de alegría su viejo y cansado corazón
El Mendigo y poeta con su pluma les han dejado 
esta semblanza.
En Navidad los más importante es estar con las personas 
que amamos en un ambiente de perdón y armonía, recordar 
que los regalos son secundarios si tenemos en cuenta que 
el regalo más importante que podemos recibir de los que 
nos rodean es su amor. Les deseo una bella Navidad llena 
de las bendiciones que se merecen.